Eran los primeros días del mes de ...
Eran los primeros días del mes de Enero. Acababa de empezar un año nuevo. Todo era muy relativo.
Estaban allí en medio del desierto. Las ruinas de la capital de los nabateos con Zenobia al mando.
La noche anterior ya habíamos dado un paseo por las ruinas, con un frío de mil demonios habíamos decidido volver al hotel. Nos había quedado la cara helada y en la habitación volvimos en sí. El plan sería cenar pronto para levantarnos temprano y visitar la ruinas.
La noche a fuera era helada, nosotros en cambio no desistíamos de nuestra visita. Con orejeras, guantes, gorro y abrigo nos disponíamos a dar una vuelta por las desérticas ruinas a primeras horas de la mañana desafiando cualquier termómetro. El aire era gélido y vigilábamos no resbalar en los charcos helados.