Roberto Gonzalez
San Juan de la Rambla
Tengamos cuidado, porque de camino a Icod de los Vinos y Garachico, debemos andar cautelosos porque se nos puede escapar esta auténtica joya de la arquitectura tinerfeña.
De pequeño, recuerdo pasar una vez a la semana por la villa de San Juan de la Rambla, cuando la carretera general, que no la actual autovía, transcurría por el centro de ella, partiéndola en dos.
Con la creación de la nueva vía en el siglo pasado, el pueblo murió un poco y quedó relegado a un lado, el de la costa, mientras que la zona del otro desarrolló un tipo de construcción más desordenada y caótica, pero este hecho contribuyó a la conservación de la otra mitad.
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