Kris por el mundo
En mitad de la nada
Para llegar a la iglesia de Sant Vicenç d'Obiols hay que circular por una camino de esos que uno duda si de verdad le llevará a su destino. En el horizonte las montañas del prepirineo, y más cerca, tierras de cultivo en las que el maíz brilla bajo el sol.
Durante el camino hay que estar atentos a las pequeñas señales que marcan el destino, dejar pasar una de las que dice el nombre de la iglesia puede suponer acabar en otro lugar.
Una vez en la iglesia, no hay nada más que eso: la iglesia. Bueno, y el campo, el cielo azul y el verde intenso mires donde mires. También se escuchan los sonidos de vacas y ovejas que el viento lleva en todas direcciones... pero con suerte eso será todo. Nada ni nadie te molestará para disfrutar del lugar.
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