La meláncolia de tiempos mejores
Entrar en Santes Creus es traspasar la puerta hacia una realidad que permanece oculta y que nos esforzamos por esconder: El poder de la serenidad.
Cada rincón, cada estancia, cada piedra, cada árbol nos habla de tiempos mejores cuando este lugar tenía vida, monacal, pero vida. Ahora Santes Creus esta vacío, sin personas, y nos transmite la añoranza de tiempos lejanos, quizás por eso al entrar, un fuerte viento sopla haciendo que los cipreses reverencien nuestra visita.
Uno de los tres monasterios que componen la Ruta del Císter y el único que no está habitado. La visita no es guiada, pero si quieres, puedes seguir su historia a través de un trabajado audiovisual que se expone cada 15 minutos aproximadamente. Para mi, tiene sus ventajas porque he podido disfrutar de este espacio, tremendamente espiritual, a mi ritmo. He podido escribir, he podido hacer dibujos y tomar fotos. En mi recorrido siempre he encontrado alguna persona dispuesta a atender mis dudas y darme sabias explicaciones.