Como un espejismo en la ruta aparece el...
Como un espejismo en la ruta aparece el santuario de la Difunta Correa y la parada es inevitable. El sol Sanjuanino rasguña cualquier superficie y el aire esta untado de aceite y quietud.
Quema, todo quema. La lentitud de camiones que llegan o se retiran de un almuerzo lánguido de mediodía, el silencio es total. Subo los escalones de la pasarela a la cima del monumento tan lento, absolutamente conmovida por la cantidad de ofrendas. El silencio se transforma en susurro. El susurro aumenta a cada paso, cada ofrenda adonde toca mi mirada. El camino a la cima se hace coro, una canción, una oración