El Palacio de Nymphenburg es uno de esos lugares tan mágicos y bonitos que por mucho que te lo cuenten no te lo acabas de creer. para empezar por lo majestuoso y enorme que es y si además le añades sus lagos y sus jardines, consigues uno de esos momentos románticos de película.
Este palacio debe su nombre a la diosa Flora y sus ninfas. Es, en realidad, la ampliación de una villa de estilo italiano del siglo XVII construída para la Electora Enriqueta Adelaida y diseñada por Angostino Barelli. Posteriormente Joseph Effner dirigió las obras de ampliación ( a partir de 1715) y la construcción de sus cuatro pabellones.
Los jardines que rodean al palacio son una verdadera preciosidad. El jardín botánico alberga una extensa colección de plantas exóticas.
Entre los atractivos de Nymphemburg destacan la Galería de Bellezas, colección de retratos de las mujeres más bellas de la corte y el Festsaal (salón de fiestas), un enorme salón de baile rococó.
En invierno vacían parte del lago y se congela por el frio el agua restante. Allí se puede patinar y jugar a diversos deportes de hielo hasta altas horas de la noche (entendamos altas horas las 11 de la noche, que ya es MUY tarde para los alemanes, y más si es invierno).
Un palacio con mucho encanto, pero sin duda lo mejor son sus jardines, lleno de rincones mágicos en los que pasear y relajarse. En invierno, su río helado es destino de recreo para niños y mayores.
Lo que de verdad merece la pena de este lugar son sus jardines. Enormes y preciosos, perfectos para pasear con tu pareja o solo y disfrutar de las vistas.
