Arturo Sánchez Quiñones
A la sombra de los alcanfores
Alguien me dijo antes de ir a Japón que no merecía la pena ver todos los templos, que visto uno, vistos la mayoría. Por suerte no hicimos caso y aunque muchos templos y santuarios quedaron en pendientes en nuestro viaje, si pudimos visitar un buen número de ellos. Uno fue el Shoren-in, un templo poco turístico en el borde de la ruta de los templos de Higashiyama.
Aún sabiendo donde estaba el templo, fue un poco complicado dar con él. Su entrada está por encima del nivel de la calle, un poco escondida, y no cuenta con una puerta tan impresionante como otros muchos templos budistas japoneses. Además, delante de él crecen unos enormes alcanforeros cuyas raíces sobresalen de la tierra.
Este templo, cuya entrada es de pago, fue la residencia del abad de la escuela budista Tandai. Los edificios originales ya no existen, pero su sala principal es de finales del siglo XIX. En su interior hay preciosos biombos decorados con flores de loto que fueron pintados en los siglos XVI y XVII y que son un rasgo singular y atractivo de este templo.
En su parte posterior hay un jardín y si se visita el cercano templo de Chion-in apenas habrá que caminar 5 minutos para llegar a este.
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