Nunca había tenido la oportunidad, ...
Nunca había tenido la oportunidad, hasta mi último viaje a la zona, de ver Benidorm con otros ojos. Desde el mar o desde lo alto de una colina. Es decir, salir de la inmensidad y del ruido de este peculiar sitio y disfrutarlo desde lejos, como lo merece. Como cuando quien visita Nueva York y se cruza el puente de Brooklyn para tener perspectiva.
Y eso hice. Y por partida doble. Desde el agua y desde lo alto. Y el resultado: Espectacular. Es algo que me arrepiento de no haber hecho nunca antes. Porque lo que puede ser gentío, ruido, gente, turistas, sol, playa, calor y fiesta se transforma en belleza, en contraste, en sorpresa.