Una experiencia única
No puedo negar que sentía un poco de aprensión al pensar en subirme al helicóptero, no puedo negarlo. Pero la ilusión y la curiosidad pudieron más que mi mente sensata y me empujaron a hacer la reserva con los ojos cerrados, nunca mejor dicho.
Tras varios días de aplazamiento por condiciones atmosféricas adversas, finalmente llegó el momento de levantar el vuelo. El día estaba realmente espectacular, luminoso y sin viento, algo fundamental porque los bichejos se mueven mucho desde que corra un poco de aire, y no creo que sea agradable estar en medio de una turbulencia en una máquina tan frágil.