El actor secundario
Si, como en las películas. Porque claro, teniendo tan cerca al famoso Kapellbrücke, tan mimado y fotografiado, el pobre Speuer, sólo puede aspirar a ser un segundo plato en la mirada de los turistas.
Y no es justo. Como adalid de las injusticias debo romper una lanza en su favor y decir que si no es tan bello como el otro, si que tiene tanta historia e importancia como él.
Y las razones son varias.
La primera es que es casi tan antiguo, ya que data de 1408 y sólo ha necesitado desde entonces una gran renovación en 1889. Desde entonces, salvo alguna que otra reparación propia y necesaria debido a los materiales perecederos con los que se construyó, nadie lo ha tocado.
La segunda es la serie de pinturas que lo decoran, como a su hermano, en forma de paneles triangulares. Pero aquí encontramos una serie de representaciones de la Danza de la Muerte de lo más tétricas e interesantes.
Ocurrió que en 1349, la Peste Negra que asoló Europa llegó a Suiza. Los intercambios comerciales de grano en grandes sacos, donde viajaban las ratas, cuyas pulgas eran las mensajeras de la muerte, hicieron que la pandemia se extendiera de forma brutal. Nadie estaba a salvo de la Muerte Negra. La primera aparición de la peste coincidió con un terrible terremoto que asoló Italia desde Nápoles a Venecia, dejando un rastro de destrucción que colaboró a aumentar la psicosis de fin del mundo.
Todos estaban condenados, o eso pensaban, así que la razón única que encontraron fue que la Peste era un castigo divino. Era lógico que la ausencia aparente de una causa material diese a la epidemia una cualidad siniestra y sobrenatural, de modo que por toda Europa surgieron leyendas que simbolizaban a la peste en la forma de una doncella que entraba en las casas para llevarse a sus habitantes.
Y eso fue lo que hizo el pintor Kaspar Meglinger en los paneles del puente, simbolizar a la Muerte como la gran visitadora, la que no hacía distinciones de clase, de dinero, o de valores. Se los llevaba a todos en una especie de danza macabra que fue acabando con un tercio de la población europea.
Así que puede ser que este puente al que también se llama " de los molinos", tenga mucho más que contar que su famoso hermano. Les invito a recorrerlo con mucha calma. Pero vigilen sus espaldas, nunca se sabe cuando puede aparecer La de la Guadaña....


