Tabernas de las que ya no quedan...
En pleno barrio judío de Ribadavia, taberna que ha pasado de padres a hijos, trato familiar y experiencia inolvidable.
El vino es de la casa y se lo sirve cada uno directamente del barril.
Se puede tomar chorizo, jamón , queso, buen pan...y depende del día, empanada de la casa riquísima y de lo que tengan, pero siempre casero.
Muy buen ambiente.