La pequeña Marrakech
La ciudad de Taroudant, a unos 80 km de Agadir, está situada en la ruta que une el mar con las montañas del Atlas y Ourzazat. Su historia es compleja, con un papel importante en la lucha contra los portugueses en el siglo XVI y contra los franceses a principios del siglo XX. También fue un importante centro en la ruta de las caravanas.
Es una ciudad muy típica, con auténtico sabor marroquí. La medina está rodeada por murallas de color ocre rojizo y jardines, donde la gente local pasea, anda en bici o simplemente descansa. Algunos le llaman la pequeña Marrakech.
Entrar en la medina con el coche fue una verdadera aventura, pues me dijeron las calles eran estrechas, pero ese no era el problema. El verdadero horror radicaba en que por aquellas calles circulaba de todo, absolutamente de todo, coches, motos, bicis, burros, gente y toda a la vez, en una forma anárquica y resultaba casi imposible saber por donde tirar.
El zoco no era demasiado grande, pero estaba lleno de puestecitos donde se vendía de todo y a precios muy económicos, cueros, cerámica, especies, piedras y fósiles, etc. Paramos en un herbolero que funcionaba como farmacéutico, allí se podía comprar henna, khol en piedra para molerlo y pintarse los ojos y toda clase de hierbas que podrían servir casi para todo.
El camino de regreso para Agadir también fue una pequeña aventura, pues ya había anochecido y en la carretera circulaban un sin fin de bicis sin ninguna luz.
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