Tierra y mar
Dejamos para el final este precioso templo, quizá porque estaba cerca de casa, o porque queríamos dejar Bali impregnados de su magia y de su ambiente único. Llegamos a la entrada del complejo, que clama al cielo por su rabioso carácter turístico, lleno de bares, de restaurantes, de tiendas ( la mayor tienda de souvenirs de todo tipo que he visto jamás) y miles de ofertas para los visitantes.
Tras pasar esa poco agradable estampa, continuamos con más calma hasta llegar a la orilla del mar, donde se alza uno de los lugares más relevantes de Bali, a 100 metros de la costa. Afortunadamente no llegamos en un momento de mucho ajetreo, por lo que el número de visitantes era relativamente pequeño.
Tal y como sugiere su nombre, el templo está situado donde el mar y la tierra se encuentran. Por ello, el lado del templo que da al océano está dedicado a la diosa del mar, Betara Tengah Segara, mientras que la que da a la tierra lo está los dioses Gunung Batukau
El templo fue levantado en un intento de frenar las plagas y enfermedades que se creía venían del mar.
Hoy es una de las fuentes de ingreso más fuertes de la región aunque sin perder su carácter sagrado, aunque haya adquirido un tinte turístico, como podemos ver al acercarnos a la cueva bajo el islote, donde podemos recibir una bendición de agua y arroz o justo enfrente, bajo el acantilado, donde podremos, tras entregar una propina, tocar una serpiente....
De cualquier manera la belleza del lugar sobrepasa y anula la parafernalia mercantil que está tejida en torno a él. Relajémonos y disfrutemos.


