María Alba
El Templo del Divorcio
Shokozan-Tokeiji, debe ser una auténtica pasada en Primavera. Cuando entras al templo, sientes algo especial, quizá es por el olor tan diferente y fresco que emana de un arbolillo, del cual no tengo ni idea, y he intentado encontrar su nombre en internet pero sin éxito... (soy una entusiasta de la flora, como buena ingeniera forestal en potencia que soy...)
O quizá sea por la paz que te transmite ver una estatua la Buda de tan sólo un metro (digo tan solo porque comparada con el Daibutsu todo se ve pequeño...) al final de un camino bordeado por muchísimas sakuras, el cerezo japonés, que aunque yo los vi sin flores ni hojas, te puedes imaginar lo increíble que se debe ver todo en primavera...
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