María Alba
El Templo del Divorcio
Shokozan-Tokeiji, debe ser una auténtica pasada en Primavera. Cuando entras al templo, sientes algo especial, quizá es por el olor tan diferente y fresco que emana de un arbolillo, del cual no tengo ni idea, y he intentado encontrar su nombre en internet pero sin éxito... (soy una entusiasta de la flora, como buena ingeniera forestal en potencia que soy...)
O quizá sea por la paz que te transmite ver una estatua la Buda de tan sólo un metro (digo tan solo porque comparada con el Daibutsu todo se ve pequeño...) al final de un camino bordeado por muchísimas sakuras, el cerezo japonés, que aunque yo los vi sin flores ni hojas, te puedes imaginar lo increíble que se debe ver todo en primavera...
El templo fue fundado en 1285, pero en sus inicios era un convento. Su fundadora fue la monja Kakusan-ni, la viuda de Tokinume Hōjō, conocido por conducir las fuerzas japonesas contra la invasión de los mongoles, por extender el budismo Zen, y por la extensión del Bushidō entre la clase guerrera en el siglo XIII.
El convento fue fundado en un tiempo en el que las mujeres no tenían derecho a divorciarse. Sin embargo, había una forma de conseguirlo y era nada más y nada menos que pasando tres años completos en el templo. Sólo después de ese tiempo, conseguirían separarse de su marido.
En 1902, Tokeiji deja de ser un convento para convertirse en una rama del Templo de Engakuji, de la secta Rinzai Zen.
No dejéis de visitarlo, que es fantástico!
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