Roberto Gonzalez
Como la Madre Escocia
Tras las disputas de tierras entre los maoríes y los europeos ( pakehas) que se sucedieron en las dos islas desde finales del siglo XVIII hasta mediados del XIX, las oleadas de súbditos del Imperio de su Majestad la Reina Victoria, que alentados por el mismo gobierno británico y la New Zealand Company ( mismo perro con distinto collar) fueron constantes en su llegada.
Ingleses, irlandeses y sobre todo escoceses de las tierras bajas, ( aparte de chinos, alemanes y escandinavos) fueron asentándose por las dos tierras, modificando el paisaje, derribando bosques enteros y roturando nuevas tierras para el cultivo.
Precisamente fueron los escoceses, cuyo número superaba incluso a los que se habían establecido en la nueva tierra de Canadá, los que tomaron posesión con permiso de la reina y de los poderes terrenales de este rincón de la isla sur ( y de otros muchos que veremos más adelante). Enriquecidos por el comercio de la lana y la carne hicieron del pequeño poblado una gran urbe que creció y creció hasta convertirse en lo que hoy podemos ver.
Pero les podía la nostalgia, y necesitaban un entorno que les recordara la Escocia que habían dejado atrás. Así que se pusieron manos a la obra y crearon un nuevo centro para su ciudad, el Octagon.
Levantaron la Cámara Municipal en reluciente piedra caliza blanca, así como la Catedral de San Pablo y el ayuntamiento, resultando un espacio de ocho lados que rápidamente se convirtió en el corazón de la nueva ciudad. En medio quedó un parque y la calle que dividía la parte superior donde se encontraban los edificios de gobierno, de la inferior que era acceso al puerto y morada de las clases bajas.
Hoy, es un lugar de exquisita belleza, con unos jardines cuidados con mimo y siempre observados por la escultura que representa Robert Burns, hijo predilecto de Escocia que ensalzó la bravura y coraje de los escoceses en la guerra, en la vida y en cualquier empresa que emprendieran.
El resultado de ese empuje escocés, de esa lucha eterna por salir adelante, es este precioso y tranquilo rincón en pleno centro de una ciudad que lleva el nombre original de la sensacional Edimburgo, Dùn Èideann.
Pero les podía la nostalgia, y necesitaban un entorno que les recordara la Escocia que habían dejado atrás. Así que se pusieron manos a la obra y crearon un nuevo centro para su ciudad, el Octagon.
Levantaron la Cámara Municipal en reluciente piedra caliza blanca, así como la Catedral de San Pablo y el ayuntamiento, resultando un espacio de ocho lados que rápidamente se convirtió en el corazón de la nueva ciudad. En medio quedó un parque y la calle que dividía la parte superior donde se encontraban los edificios de gobierno, de la inferior que era acceso al puerto y morada de las clases bajas.
Hoy, es un lugar de exquisita belleza, con unos jardines cuidados con mimo y siempre observados por la escultura que representa Robert Burns, hijo predilecto de Escocia que ensalzó la bravura y coraje de los escoceses en la guerra, en la vida y en cualquier empresa que emprendieran.
El resultado de ese empuje escocés, de esa lucha eterna por salir adelante, es este precioso y tranquilo rincón en pleno centro de una ciudad que lleva el nombre original de la sensacional Edimburgo, Dùn Èideann.
Leer más
![](https://images.mnstatic.com/a2/ba/a2ba508338ba13e0ef650050989665a4.jpg?quality=75&format=png&fit=crop&width=65&height=65&aspect_ratio=65%3A65)
![](https://images.mnstatic.com/46/25/4625d5fe1911b0623063f44d48ecf78e.jpg?quality=75&format=png&fit=crop&width=65&height=65&aspect_ratio=65%3A65)
![](https://images.mnstatic.com/0b/4c/0b4cf14b88f405e04f2c9325c5d73806.jpg?quality=75&format=png&fit=crop&width=65&height=65&aspect_ratio=65%3A65)
+5