Para ser centinelas
Junto a la misma carretera que nos lleva a la Cascada de la Coca, unos kilómetros más adelante encontramos la torre de Yokahú.
El nombre de esta gran atalaya le fue dado en honor del espíritu benévolo de los indios tahínos que se dice moraba en estos parajes, que por otro lado eran considerados sagrados.
Fue construida hace justo 50 años por uno de los promotores del parque, Wadsworth, que quería que los visitantes tuvieran desde lo alto una visión que abarcara la casi totalidad del parque. Y lo consiguió, ya que desde lo más alto y tras subir una empinada pero nada difícil escalera, tenemos un panorama único de los 112 kilómetros cuadrados del Yunque. En ese momento llovía muchísimo ya que durante casi todo el año las lluvias que llegan desde el Atlántico chocan con esta cornisa formada por las montañas, descargan el agua que transportan y convierten al Yunque en el área más lluviosa de toda la Isla.