Restaurante y galeria de arte.
Comer en el Upperline es un regalo. Mezcla el servicio mas formal -elegantes camareros bien uniformados haciendo gala de las mejores maneras-, con paredes llenas de arte, en un local que es una mezcla entre un coqueto restaurante parisino y un estudio de pintura.
La propietaria es una entusiasta del mundo del arte, y ha llenado las paredes con las obras más coloridas de muchos artistas locales, la mayoría con temas gastronómicos y otras que se acercan mas al surrealismo.
El Upperline cuenta con un menú para cenar que incluye 3 platos por $40. No está nada mal teniendo en cuenta la calidad del restaurante. Aquí comí el mejor Gumbo que he probado en Nueva Orleans: el de pato. La corvina picante también estaba muy rica, al igual que la ensalada con queso de cabra.
Es un lugar ideal para una velada romántica, o una cena con amigas.
Además, la zona residencial en la que está es muy bonita y se puede dar un agradable paseo al salir.