Enmarcado por la espectacular Reserva...
Enmarcado por la espectacular Reserva Nacional del Saja, el valle de Polaciones es uno de esos escasos sitios escondidos y desconocidos que todavía quedan en España. Conectado con la costa y el sur por medio de una única carretera, su gente vive diseminada en 9 poblados entre Peña Sagra y Peña Labra, muy cerca del puerto de Piedrasluengas, que atraviesa la Cordillera Cantábrica entre la provincia de Palencia y Cantabria. Aislados una buena parte del año durante siglos, dedicados desde siempre a la ganadería, los purriegos -habitantes de la comarca- estuvieron ligados históricamente al vecino valle de Liébana, aunque crearon propios códigos de vida según su solitaria alma montañera. Hurgando su historia, es notable descubrir su profundo apego a la música y al canto. Así es; entre las escarpadas montañas donde nace el cristalino río Nansa, los purriegos fueron maestros en el arte del rabel. El antiquísimo instrumento, muy parecido al violín, tuvo en la región el nombre de ‘bandurria’.
Junto con la creciente despoblación, la maravillosa tradición cayó en el olvido hasta que estudiosos amantes de la música rescataron el arte de la bandurria de una muerte segura. Gracias a ellos, desde 1987 se celebra el certamen de bandurrias ‘Valle de Polaciones’, que reúne a los virtuosos del instrumento. En esa ocasión Polaciones se viste de fiesta. Vuelven a tensarse las cuerdas de los fantásticos instrumentos y el aire se llena de viejas jotas y romanzas.
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