Claudia Rodríguez
La nada y el todo
En Veyvah no hay nada, por no haber no hay ni personas; sin embargo, también lo hay todo: un paraíso de aguas turquesas y arenas blancas.
En el atolón Lhaviyani hay un puñado de islas a las que el turismo todavía no hay llegado y Veyvah todavía se salva. No hay ni casas, ni restaurantes, ni hoteles por lo que la única manera de llegar es desde otras islas de la zona negociando un transporte local. Yo llegué desde Naifaru en una pequeña barquita tras 10 minutos escasos de recorrido.
El esnórquel en Veyvah es uno de los mejores que hice en Maldivas, el coral está casi intacto y tiene muchísima vida, así que no olvides las gafas y el tubo cuando te escapes.
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