Roberto Gonzalez
Una visita con penitencia
Subir al cementerio de Deiá se ha convertido en uno de las obligadas visitas cuando llegamos al tranquilo y precioso pueblo mallorquín. Y como veremos luego, vale la pena.
Pero no es fácil ni monótona la subida hasta él, ya que una empinada y empedrada callejuela, bordeada de cipreses, pequeñas huertas y alguna que otra casa, es el único camino para poder disfrutar del enclave.
La pendiente no es difícil, ni costosa, pero si eres cristiano practicante tienes un "plus" añadido, ya que en todo el camino debes parar 14 veces para rezar delante de cada una de las estaciones de un precioso Vía Crucis hecho en arcilla y azulejos.
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