Ver a un animal de más de veinte metros de largo a pocos centímetros de distancia es inolvidable.
Acabo de tirar mis maletas en la sala de mi casa, llegué cansado pero feliz, sin energías pero renovado y totalmente satisfecho con mi viaje.
Regreso de hacer una corta correría de cuatro días por el Pacífico colombiano, conocí Bahía Solano, Nuquí y la ensenada de Utría, sin duda una experiencia maravillosa.
Disfruté del mar, de la playa, de la naturaleza y del silencio, pues viajar a estas poblaciones colombianas es desconectarse del ruido de la ciudad, del estrés del tráfico, de la tecnología y por qué no, hasta del calendario. Es un lugar lleno de paz y tranquilidad donde puedes tumbarte en una hamaca, respirar profundo, olvidarte del mundo y disfrutar de las diferentes sinfonías que tocan en coro miles de pajaritos que vuelan sobre las olas del mar y entre las copas de los árboles.
Es un viaje de turismo para desconectarse del mundo, bañarte en aguas cristalinas y a estar en comunión con la naturaleza.
Sobre el hotel donde me hospedé, te cuento que fue muy cómodo, tenía todo lo necesario para estar más que bien, agua dulce, una buena cama, rica comida, una hamaca que utilicé sin parar y una vista al mar en las mañanas que sin duda alguna, el día que la veas será un recuerdo imborrable que te cargará de buena energía.
Ballenas jorobadas en Bahía Solano
De una vez te lo digo y discúlpame las mayúsculas pero es una experiencia INOLVIDABLE, el recorrido se hace en lancha y es guiado por personas profesionales, algo que minimiza los riesgos y te deja con una sola responsabilidad: ¡gozar!, en mi caso admito que inicialmente sentí algo de miedo, me agité un poco y se me aceleró el corazón, pues estar en una “lanchita”, en medio del mar y cerca a un animal de más de 18 metros de largo y hasta 40 toneladas de peso no es algo de todos los días.
A pesar de eso, con el pasar de lo minutos me fui habituando a la situación y me dediqué a disfrutar de la comunión con la naturaleza, a impresionarme al ver tan cerca un animal majestuoso, imponente, y pacífico, que hace que el miedo se transforme en emoción y asombro.
Sin duda alguna les digo que es una experiencia que tienen que vivir, es más pueden hacerlo ahora, porque hasta el mes de octubre estamos en temporada de avistamiento de ballenas y hay promociones, ¡viaja ya!
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