El frasco pequeño...
Nunca me había sucedido algo parecido con otra ciudad. No tenía planificado para nada un viaje a Vitoria, pero una compañera de trabajo me pidió que la acompañara al festival Jazzaldia de Donosti, y como soy de fácil convencer, pues acepté.
Ella organizó prácticamente todo(yo soy más dada a lo espontáneo). Durante cinco días organizó una ruta que nos hizo recorrer las tres grandes ciudades vascas: Vitoria, Donosti y Bilbao.
La primera a la que llegamos fue Vitoria. Ya desde las afueras comienzas a darte cuenta de lo especial de esta ciudad, de su naturaleza, de su relajada existencia. Se nota calidad de vida en cualquier rincón. Nuestro destino era el Hotel NH Canciller Ayala, casi nada, en pleno centro, enfrente del Parque de la Florida.
Fue dejar las maletas, ducha rápida y salir a descubrir la gastronomía ya que a las 16:00 teniamos hora concertada para visitar la Catedral y después la muralla (una agenda apretada como veís).
Pero, que barbaridad!!!, nadie nos había preparado para esta ciudad. Las dos andábamos como embobadas, enamoradas de esta villa y eso, que todavía no habíamos llegado a su centro histórico.
Que más puedo añadir, ya iré desengranado el resto en rincones específicos, ya que Vitoria y su casco antiguo, Gasteiz, dan para mucho...;-)
Que puedo decir, pues que Vitoria nos enamoró, que tuvimos dos días para visitarla y que en mi caso, fue tan fuerte el impacto, que al volver a casa no hablaba de otra cosa y mi compañero no tuvo más remedio que acompañarme, en menos de un mes, a otro viajecito a la ciudad, esta vez, aprovechando una ruta que hicimos por La Rioja y que finalizó en las Fiestas Patronales de la ciudad. Pero esa es otra historia y merece otro rincón.
Vitoria-Gasteiz, una pasada!!!!. Ya la tengo muy arriba de mi top-ten y de momento es difícil que le quiten el lugar.


