El maravilloso pueblo zaragozano de Tarazona fue, durante mucho tiempo, un núcleo histórico estratégico de las relaciones diplomáticas, militares, religiosas y comerciales de la comunidad. Situado en el valle medio del río Queiles, un afluente del Ebro, está a tan sólo 15 kilómetros del Real Monasterio de Santa María de Veruela y, gracias a su extenso territorio, los viajes a Tarazona presentan un ecosistema perfecto para disfrutar de la nieve en invierno y de agradables temperaturas en verano. Además, es un pueblo bastante grande, lo que permite que cuente con todos los servicios de una gran ciudad, una amplia oferta cultural y reliquias históricas que atraen la atención de muchos visitantes.Como localidad episcopal, conocer Tarazona pasa por explorar su gran patrimonio histórico repartido por el municipio, donde la Semana Santa cobra gran valor cultural, que además fue declarada Fiesta de Interés Turístico Regional en 2005. Además, visitar Tarazona durante sus fiestas patronales el 27 de agosto, conocidas como "El Cipotegato", es una buena opción para conocer la tradición más antigua y divertida de la zona. Al viajar a Tarazona es muy bonito recorrer su casco histórico y disfrutar de su Catedral de estilo gótico mezclado con el mudéjar de sus torres y cimborrio, con su fachada renacentista. Un monumento repleto de historia es el Palacio Episcopal, un palacio renacentista y antaño una fortaleza musulmana muy próxima a la Iglesia de la Magdalena, antigua catedral turiasonense del siglo XIII localizada en el Barrio del Cinto. El municipio posee una plaza de toros poligonal del siglo XVIII que es también de recomendable visita si uno es aficionado a esta práctica.Haciendo turismo en Tarazona uno se encuentra con el Parque Natural de Moncayo, que otorga un ambiente y carácter campesino y abierto al pueblo y es perfecto para aquellos que deseen hacer caminatas y entrar en contacto directo con la naturaleza. Además, se pueden hacer varias rutas por el bosque de Moncayo.