Para desconectar unos días de la rutina y el estrés de la vida diaria, nada mejor que viajar a Sagres. La ciudad portuguesa ha sido desde hace mucho tiempo el refugio de viajeros que necesitaban romper con la monotonía, inspirarse y sentir el latido de la tierra y la esencia de la vida.
La calas y playas de la ciudad y sus alrededores han sido y son hoy todavía un lugar casi idílico, en los que perderse a la hora de hacer turismo en Sagres. Los colores fuertes, el verde de los pinos, junto con el turquesa del agua y el marrón de las rocas y acantilados, chocan a los viajeros, que no pueden hacer otra cosa que sorprenderse y admirarse ante tal espectáculo natural.
Las playas de Murraçao, Castelejo, Telheiro, Beliche…, cada una con sus propios detalles, son de los lugares más hermosos que visitar en Sagres. Fuera de la costa la ermita de Guadalupe o la aldea romana Budens, bien merecen también una visita.
La ciudad, su casco urbano, es también perfecto para hacer algo de turismo en Sagres, en él se siente el ambiente de fortaleza que mira al mar, que caracteriza a la región. El Fuerte de Beliche o la propia Fortaleza, junto con el Faro del Cabo de San Vicente, guardan todavía ese aire que es uno de sus mayores encantos.
Buen clima, parajes naturales increíbles y mejor gastronomía…. Esto es sólo parte de lo que es la esencia de Sagres, por la mayor parte de esta no se puede ni ver, ni tocar, sólo vivirla.
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