Visitar Bucarest es conocer la capital y el centro cultural y económico de Rumanía. Sus grandes avenidas y edificios elegantes con toques art nouveau de la Belle Époque le han otorgado el nombre de “Pequeña París”. Actualmente es una ciudad de contrastes donde se alternan grandiosos edificios de la época comunista y calles estrechas con iglesias ortodoxas. El turismo en Bucarest ha aumentado significativamente desde la inclusión de Rumanía en la Unión Europea, convirtiendo la ciudad en un destino económico con una riqueza cultural amplia debido a su gran cantidad de museos, teatros y galerías, además de contar con una divertida vida social ligada a sus cafés históricos.
Resulta inevitable viajar a Bucarest sin dejarse sorprender por el Palacio del Parlamento, una extravagante y descomunal construcción erigida por el dictador Ceaușescu que, con sus más de 1000 salas, es la segunda edificación más grande del mundo. Dentro podemos visitar algunos museos como el Nacional de Arte Contemporáneo o el del Totalitarismo y Realismo Socialista mientras que desde la Avenida de la Unión se puede admirar la belleza del edificio desde otra perspectiva.
La arquitectura de la época dorada tiene un especial encanto en la ciudad, como el Arcul de Triumf, copia del famoso arco de París o el Ateneo Rumano, un impresionante teatro ornamentado con frescos románticos. Además cuenta con una gran cantidad de cafés históricos y salones de té que siguen la temática art nouveau de la ciudad.
Para muchos, conocer Bucarest supondrá un primer contacto directo con la cultura rumana. Por ello, visitar el Museo del Campesino Rumano es una estupenda forma al aire libre de conocer las costumbres del pueblo. Y si queremos ver la otra cara de la moneda, se podrá acceder al Curtea Veche, ruinas de la corte original del antiguo e infame rey del país, Vlad el Empalador.